jueves, 16 de agosto de 2007

Pirotecnia

Sí, claro, las vueltas de la vida, dirán. Para mí es la pirotecnia: funciona a derecha y a izquierda, arriba y abajo, afuera y adentro: a todos les gusta y todos la miran, aunque claro, no todos la tiran: hay que saber hacerlo. Uno, inefable él, es quien asegura en el videito de aquí, que le gustaría hablar, por ejemplo, de Harry Potter. No sé cuán inimputable son los blogs, así que no doy el nombre. El señor, ayer crítico de los grandes medios y renunciante del más grande de ellos (Clarín), ahora está en La Nación. Hay una edad en la que hay que ir pensando en la jubilación.
Y uno acá, siempre remiso a jugar con fuego. Tal vez por eso extraña tantos los años idos. Especialemente los mozos y los anteriores, cuando suplía la prohibición adulta con la adrenalina que producía el riesgo de treparse, hamacarse parado y/o de a dos, columpiarse sobre un charco enorme, hace bicicross con una plegable sobre una zanja de metros de profundidad. Algo pasó en el camino para que eso no suceda más. Y en vez de adrenalina, había que aprender a tirar pirotecnia; la que tiraban los grandes porque era peligroso, y que nadie festejaba como nosotros, reyes de la adrenalina. Con el tiempo queda claro que no son las vueltas de la vida. Y que ya es tarde para aprender a tirar pirotecnia.

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