lunes, 29 de octubre de 2007

Ombligo

Ja, impresionante. La reacción de los medios de comunicación. ¿Qué esperaban? ¿Ballotage? Increíble. Esos son nuestros analistas políticos, los que a diario generan opinión sobre distintos temas, pero cuando el gran pueblo argentino salú no les da bola, entonces despotrican contra él. A quién se le ocurre que Lilita puede gobernar. O querían que fuera a segunda vuelta para que perdiera? De dónde sacan que ellos votan bien y los otros mal? Como esto. Qué comieron muchachos, la comida les cayó mal? Qué indigestó a ciertos conductores radiales con programa de televisión que desata su iracundia contra los políticos para volver a poner a los Redondos en su apertura musical con Vencedores vencidos. Qué bien Pergo, qué capacidad editorial! Y no interesa si se beneficiaron con el modelo o no, si siempre estuvieron en contra o se avivaron de su injusticia recién ayer, al ver alguna cola para votar. Si no de esa cosa de no poder sacar la vista del ombligo y no darse cuenta que los demás también piensan, aunque lo hacen distinto, y que también tienen ética, aunque su formación haya sido distinta a la de uno, y que, en defintiva y sobre todas las cosas (o en última instancia, como le gustaba en cierta época a los marxistas), si la verdad los asiste, entonces la impericia de los perdieron permitió el triunfo de los que ganaron.

domingo, 21 de octubre de 2007

Soda, por goleada

Hubo gente que chifló a Perón en el especial que Capuzotto preparó para amenizar la espera del show. Hubo gente que después del show dijo que no hubo teloneros porque eso demostraba que los Soda no podían tener teloneros. Hubo gente que siguió sin entusiasmo, al menos sin el entusiasmo que había seguido hasta el momento, el último tema del recital (que tal vez sea el último recita de Soda en sus vidas, y por lo tanto el último tema que vean de Soda en sus vidas) porque no eran de los que más le gustaba (Vitaminas). Ni siquiera el hecho de que Cerati lo haya presentado como un bonus track, y advirtiera que posiblemente no saliera bien porque no estaba ensayado (y efectivamente así fue), consitó su entusiasmo. Hubo gente que después de ver una actuación descollante, descomunal, de una modernidad abosoluta, de un rock de alta factura, de música realmente sofisticada, inteligente, sensual y bailable, aún pensara que los Rendondos, vaya uno a saber por qué milagro, podrían igualar semejante performance, o a lo sumo arrimar el bochín.
Algunos, en cambio, utilizamos todas la energía disponible y aprovechamos las que nos insufló la banda para celebrar la historia en el mismo momento que se estaba escribiendo. Fue una las cosas que más agradecí de mis últimos años: tener olfato para saber por dónde pasa la historia, el que, así como en los 80 por más que mi bando hubiera sido la ricota, iba a ver a los Soda siempre que podía, ahora me permitía asistir a la conferencia de prensa y a uno de los recitales de la banda argentina de todos los tiempos. A veces la publicidad dice la verdad, y esta de Soda fue una de ellas. En el escenario clarifican cualquier duda acerca del acervo: hicieron rock de alta escuela; de tan alta, que se los confundió con pop, como le sucedió a Los Beatles en su momento. Pero el rock, además de actitud, como dijo la nena boba en la entrega de los MTV, es también ambición, búsqueda de gloria, un ego infinito para soportar que se ansía y se quiere esoque a todos les gustaría pero por imposibilidad de tenerlo terminan negando quererlo. Soda está en el Top Ten mundial. O en el top twenty, pero seguro que es top. Es la única banda argentina que califica para entrar en un supuesto top. Pueden sonar como Nirvana, o etérea como Blondie, puede ser densa y oscura como The Cure, aunque igual de dansante y gracil. Puede hacer cientos de temas, y nunca repetirse, nunca sonar igual.
La goleada, tan clara a la distancia, produce cierta tristeza por no haberlos elegido antes, y un gran y temeroso interrogante: ¿qué escuchábamos mientras escuchábamos a Soda y los Redondos en los 80? La ideología mata.