lunes, 19 de noviembre de 2007

Billboards 1

El billboard de los ochenta, además de ser muy desparejo, con un par de años al principio de la década y un 86-87 de lo mejor, da toda la sensación del ingreso masivo de la industria en el negocio de los rankings. La memoria no es aliada para determinar si en aquellos años, con la Rock & Pop a la cabeza, empezamos a conocer los rankings de distintas especies que había en Estados Unidos, y que, más allá de nuestra voluntad, empezaban a moldear nuestros gustos. Los años post dictadura fueron muy de lo nuestro, de descubrir lo que no nos habían permitido descubrir, y de ver qué hay de nuevo viejo. Pero era mucho para poco tiempo, y además, con eso del compromiso, esa palabra tan entrecortada en el medio, y la defensa de la democracia y no sé qué ocho cuartos, escuchábamos hasta a Teresa Parodi. A río revuelto, ganancia de pescador, se sabe, y a nosotros nos pescaron un montón. Hasta que Charly nos dio permiso para bailar (aún hoy Charly tiene que dar permiso para ciertas cosas, como por ejemplo, para decir: olvídense del rock nacional), entonces abrimos nuestros oídos a Soda Stereo, Prince, algo menos a Madonna, mucho a Talking Heads, del todo a The Cure y The Smiths, aunque eso lo hacían los chicos más cool o que querían serlo, aunque la palabra no existiese. Así que nos pusimos a bailar primero, y a rockear después, en el sentido yanqui del término, aunque siempre tarde, como se acostumbraba en el Tercer Mundo en la era de la Guerra Fría. (Continuará)

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