martes, 20 de noviembre de 2007

Billboard 2

Decir que la industria ingresó en el billboard es un error. Lo que aparece es otro tipo de rol. Si bien siempre fue influyente, ahora se presenta decisivo. El problema básico es la escisión que se produce entre el gusto popular y la calidad artística. Ubicar una fecha en que eso se produce es prácticamente imposible. Pero se puede establecer un símbolo: Apocolypse Now. El film de Coppola es de 1979. Un fracaso comercial de envergadura, un fracaso de premios también. El público le da la espalda, la industria también. ¿Quién primero? Difícil. Pero me arriesgo a que primero fue el público. Aún no había llegado el tiempo en que la industria indicara que hacer o dejar de hacer para estar a la moda o ser in. También faltaba para que las masas esperaran que le dijeran qué hacer para poder vivir.
Ese año, además del fin de la década, fue el de la edición de London Calling. London llamó, pero las masas no respondieron. Sí millones de jóvenes, pero no eran la masa de la década del sesenta. En esa, cuando a la salida de Sgt Peppers respondieron todos. Y que no digan que el disco de The Clash no da el piné. Tiene más que suficiente. Porque aunque no se diga, no se piense o no se tenga en cuenta a la hora del análisis, el público también hace al artista, al éxito y la calidad de sus creaciones. Y, mal que nos pese, el público de los sesenta no era el de fin de los setenta. Mientras aquel estaba dispuesto a The Doors, 13Th Floor Elevator, Zeppelin, Floyd, Beatles, Stones y muchas, muchas más cuyos nombres no llegaron a nuestros días, y que gracias a uno o varios de esos locos que Internet se encargó de hacer visible, se los pueden encontrar en www.dtodo1poco.com.
Al año siguiente terminaba su vida Led Zeppelin, la última gran banda, formada, surgida y exitosa según el concepto de gran banda. Quedaban los Stones, claro, pero no surgiría otra. Y no lo haría por falta de público. En la segunda mitad de los ochenta aparecía Guns N' Roses, gran banda también, cuyo parecido con Zeppelin le jugó en contra, pese a que esa fue la apuesta de la industria. En este caso, la industria, algo perdido, apostó al resurgimiento del pasado. Eso no le quita nada de mérito a los Guns, fue una conjunción, de la que tantas veces ocurre, y las que tantas veces se desprecia pensando que sólo se trata de gente que compra y gente que se vende. Para quien quiera reconocer que esta idea primó durante unos buenos años, aproximadamente una década en los que muchos consideran el mal del mundo, sólo basta mirar las películas de fines de los sesenta y principios de los setenta, con las de Coppola a la cabeza. Y para quienes aun así desconfíen, entérense que el concepto que posibilitó la creación de Internet, corresponde, pese a su fin militar, también a esa época.


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