viernes, 21 de septiembre de 2007

Regreso

El ambiente se despertó calentito. Especialmente de parte de Pergolini, que se puso medio loco por las condiciones que Soda Stereo impuso a los periodistas. Dicen que pidieron las preguntas antes y que hicieron un orden por medios. Lo del orden por medios es comprobable, lo otro, no. No creo que se lo hubiesen bancado (los periodistas); de hecho nadie dijo nada durante la espera.
En su momento, con Bielsa, se discutió el tema de las conferencias de prensa. Hubo varios que adherimos porque eso se complementaba con la falta de notas exclusivas. Y eso estaba muy bien. Lo veíamos claramente los que nunca habíamos trabajado en medios grandes, o los que en ese momento no lo hacíamos: lo cuesta conseguir una nota sin estar casado con (Clarín, La Nación, el 13, Telefe, cada uno que agregue nombres según el rubro). Bien, desde Fox y otros lugares aprovecharon cada traspié de Bielsa para recordarle lo mal que hacía en no dar notas exclusivas.
Lo que quedó claro ayer, no sólo, como dijero Gantman en el mismo programa de Pergolini, que cada uno va a esos lugares (y otros), por su propio interés. Quedó claro que eso hoy es tomado, casi literalmente, como que me voy por lo mío, y una vez que lo tengo me chupa un huevo todo. Si voy a comer, como, y después arreglate; si voy a escuchar, escucho, y después vos subite al escenario si querés saber cuál fue la respuesta a lo que le preguntaste. Y así habría que seguir. Lo otro que quedó claro, es que te pregunto pero de antemano no te creo lo que me vas a contestar. Ya no se trata de la sospecha, siempre fundada para el periodismo, de que a quien pregunta se le pregunta porque tiene algún poder, y por lo tanto, para preservarlo y no compartirlo (porque parte de la razón de que sea un poder es precisamente esa, no compartirlo), oculta algo que puede revelar la razón de su poder. No, ahora, una vez zanjada la sospecha, aparece la pregunta en el tono: sí, pero yo boludo no soy, y a mí no me engañás. Como si interesara más aparecer como boludo que descubrir algo nuevo. Bueh, ahí están los medios como para corroborar su mediocridad, pero más que nada su falta de orgullo: ¿no les gustaría que alguien diga de ellos, ¡uia, mirá vos!?

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