sábado, 29 de septiembre de 2007

Profesionales

Tipo macanudo, muy bueno en su profesión, tiene acceso a algunas estrellas. Entre ellas, Cerati. Comentamos la conferencia de prensa de Soda Stereo, y me comenta algo sobre Daniel Kon, manager de la banda y ex fundador/director del Sí, el suplemento joven de Clarín que, algo que quedó en el olvido para beneficio de Kon, surgió de una encuesta de marketing: los hijos no leían el diario que los padres compraban; no les interesaba en lo más mínimo lo que allí leía, especialmente porque no tenían noticias para jóvenes. ¿Qué les interesaba a los jóvenes? La música, sobre todo el rock. Aplausos Ya en esa época, 1984,85, se hacían estudios de mercado para que los medios de comunicación luego presentaban como innovación y creatividad.
Bien, profesional con acceso dice que Cerati dijo: Daniel Kon me habló y me dijo que nos teníamos que volver a juntar por esto, esto y esto; antes que dijera el último esto, yo ya estaba firmando.
El comentario, alguna noche posterior, con periodistas, suscita otro comentario. Como no podía ser de otra manera con periodistas exitosos, el comentario es sobre el dinero. El vil metal que a todos corrompe, menos a ellos que, en caso de sentirse muy apretados, recurrirán al latiguillo: y qué, está mal que quiera ganarme la plata haciendo lo que sé, le estay robando a alguien? Mi horror fue otro, pero me pareció que a ellos les pareció una exageración.
Dije que me horror era por lo que había preguntado, más bien, por cómo había preguntado, el periodista de Clarín. Dijo el periodista de Clarín al preguntar: por qué cuesta tanto admitir que vuelven por el dinero. Un verdadero horror el verbo admitir en la construcción del interrogante. Pero a la mayoría le pasó desapercibido, incluso cuando yo me horrorizaba por el horror. No se le puede preguntar a un entrevistado, ni siquiera a un hijo, con tono de torturador: ¿por qué no admitís en lo que anduviste y te dejamos ir?
Bien. Uno de los periodistas exitosos a la mesa donde hice el comentario, cuando dije lo de Clarín preguntó sobre el periodista citándolo por su nombre de pila en diminutivo, tipo: ¿Marianito?, como si lo conociera, le cayera muy simpático y la pregunta que hizo esa noche le pareciera muy valiente, como él era valiente cuando era más joven y no lloraba la carta por los tiempos idos, cuando el mundo del que era protagonista era mejor que el actual, excepto por los ¿Marinitos?
Si no fuera competencia laboral, acaso no me molestaría tanto. Si a eso no se agregara que novia con muy linda periodista a la que querría tener yo, no existiría este post. Pero bueno, ellos hacen el mundo y con sus lágrimas insoportables se llevan lo mejor de él. Contra ellos seguiremos batallando. No porque seamos más justos, mucho menos mejores. Sino porque nos rompe soberanamente las pelotas que se hagan los sufridos cuando son privilegiados.

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