jueves, 2 de agosto de 2007

Corderos

La cosa parece funcionar más o menos así (en este y sitios similares): te presentamos y ofrecemos para bajar de inmediato un montón de música maravillosa que no se consigue en la Argentina; cuando se edite, nosotros (o sea, quienes te ofrecemos esta oportunidad), nos comprometemos a comprar cuatro discos, sacarlo de este sitio y fomentar su compra.
Muy simpático, no? El sitio remite, cuando uno hace click sobre el disco de su gusto, a este sitio Allí se puede bajar el disco en cuestión, y también suscribirse para bajarse millones más (literalmente). Hay una opción gratuita, claro, pero cuando uno quiere bajar el siguiente disco de su gusto, debe esperar más de una hora. Así no se sabe muy bien hasta cuándo, o sea, si no hay un límite de veces que se puede bajar.
Los obstáculos para bajar indiscriminadamente o por la cantidad que se tenga ganas, tipo los sistemaas P2P, es lo que despierta la curiosidad. La primera, si esta gente no se habrá suscripto a los sitios que remite y estará bajando lo que ofrece de ahí. Aparece como un gesto loable, pero enseguida despierta otra curiosidad. Por qué no ponerlo en un sistema P2P. Pimera respuesta: ocupa espacio en la propia compu. Sí, cierto, pero también se puede subir a sitios que se ofrecen como una especie de servidores de discos y películas. Así que la seguridad sigue en pié. Si como varios saben, los click en un sitio pueden redundar en ganancias (muchos de ellos se encuentran en páginas que recomiendan sitios de música y para bajar música, además que la mayoría se recomiendan entre sí), entonces la curiosidad es si estos tipos no estarán lucrando en base a una piel de cordero.
Ni que hablar si los discos que tan alegremente ofrecen los bajan por P2P (en una breve prueba, cinco sobre cinco fueron encontrados). Habrá que seguirlos de cerca a los muchachitos, que no lo serían tanto. Al menos no algunos de los que circulan como titulares de dichos blogs.

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